Cu, cu.
Muchos son los caminos. Tantos como personas. Pero a fin de cuentas, la búsqueda es siempre la misma.
Cu, cu. ¿Quién soy?
En el rinconcito más apartado de nuestro sol interior, duerme acurrucada nuestra esencia. Lo que hizo movernos. Lo que respiró el camino. Vida tras vida. Ego tras ego.
Cu, cu. ¿Quién es?
Y mientras tanto transcurrimos en el mundo de la realidad disminuida. Buscándonos en la mirada del otro. Yonkis de la aprobación. ¡Qué reconozcan que pintamos bien nuestra careta!… Pero ya no sobra energía para sostener castillos vacíos. ¡Toca desescombrar! ¡Reinventarse, continuamente! ¡Hacer acto creativo de la propia existencia! Destensar los vientos. Volar las certezas. Ofrecerse al futuro y jurar. “¡Que así sea!”
Cu, cu. ¿Qué quieres ser si ya eres? ¿No será que quieres saber quién eres?
Y en esa búsqueda estamos todos enfangados hasta el cuello. Reinventándonos. Reencontrándonos. Así que, el mejor consejo que podemos darte es: “Dale a tu cuerpo alegría Macarena, que tu cuerpo es pa darle alegría y cosa buena!”
Disfruta del paisaje. Y que seas lo que seas, te pintes o te pinten, aquí siempre serás bienvenido.
Cosa buena. Que así sea.
Texto aparecido en el Menú de Hoy de Octubre de 2016.