Damos la bienvenida al invierno, el sol le recibe en su posición más austral, se mantiene quieto al medio día, durante varios días, en silencio, observando.
Tempo lento, el adagio de las estaciones que sostiene mi nostalgia y alimenta mis recuerdos con el calor de la lumbre. Con sus sombras puedo aliarme para descansar y poder entregarme a esta época de vivencias internas, de asimilación y asentamiento, de descanso de mi alma nómada.
Con sus manjares puedo saciar mis pérdidas y nutrir mi alma, puedo calmar y acariciar su memoria, puedo avivar los fogones y sentarme al alda, alimentar mi presente y sonreír a su lado.
Al arropo del baobab puedo compartir y mimar mis días, puedo respetar mi ritmo y mirar de frente, apoyarme y acariciar la tierra, saborear sus viandas y sentirme en calma.
Bienvenido seas invierno, desde el Baobab honramos tu presencia.
Pino Azaña