Si tuvieras que hacer una lista de cosas que te gusta estrenar, ¿qué pondrías? Tal vez, los libros del cole recién forrados. Unos zapatos relucientes. Un lápiz afilado de fábrica. Una chaqueta, la primera mañana que hace fresquito. El plop al abrir el bote de la mermelada. Nada brilla como cuando acabas de sacarlo de la caja…
Pero lo que sería todavía mejor es poder estrenar otra vez las cosas que de verdad te gustan. Por ejemplo, leer esa novela que te entusiasma como si no supieras cómo va a terminar. Invitar a cenar a esa persona que te fascina y hacerle todas las preguntas, como si le acabaras de conocer. Olvidar el sabor de las cerezas y volverlas a probar, o caminar por tu barrio como si fuera una ciudad extranjera. Pero la vida no da demasiadas oportunidades de reestrenar nuestras cosas favoritas, de empezar agenda con nuestra mejor caligrafía. Por eso, cuando se presenta la oportunidad de hacer las cosas de nuevo, queremos hacerlas como siempre, pero hacerlas aún mejor. Y dar la bienvenida a las nuevas sensaciones.
Texto aparecido en el Menú de Hoy de Septiembre de 2016