Las palabras se desmiembran para aclarar la verdad, así definía Melampo la etimología de las palabras, alrededor del año 630.
Me provoca placer saber el origen de las palabras que usamos, no sé si me atrevería a decir que es un estudio de la verdad, como advertían los griegos, pero me ayuda a comprender un poquito mejor el significado no sólo de las palabras, sino de aquello que me rodea.
La etimología de Solsticio, Sol y sistere, permanecer quieto, me transporta a la luz y al padre, al sol que como decían los aztecas, es un dios que se ha sacrificado queriendo morir para renacer eternamente. La quietud, es la ofrenda que el sol nos hace en el solsticio de verano. Nos regala las horas de luz más largas del año, estamos entrando en una época alegre, donde las temperaturas han descongelado todo, también nuestros corazones que están en un estado de luz y calor, allá donde miremos hay vida, en la naturaleza, en los seres que a su ritmo latimos, podemos vernos entonando con más fuerza las risas y las expresiones de júbilo, los finales de curso, las vacaciones deseadas, el descanso merecido, las festividades de nuestros pueblos.
Almacenamos luz y vida, nos recargamos y también la naturaleza nos brinda sus bondades, hierbas que en verano cosechamos para usos medicinales, alimento que en esta época es más fácil de encontrar, poesía en estado puro. La primera y única Luna llena de junio se llama Luna de miel, dice la tradición que es el mejor momento para cosechar la miel de las colmenas, el legado de las abejas que también el verano nos presta.
En Baobab celebramos festivales de color y sabor, celebramos la tierra y lo bello, celebramos la comunidad y ponemos magia en aquello que hacemos de manera genuina, aquello que nos sale de nuestras entrañas. Nuestros fogones son festivales de fuego, festivales de amor, aprovechemos esta energía para reencontrarnos con aquello que es nuestro y que nunca está en “crisis”, aquello, que como decían los griegos, es de verdad.
Pino Azaña