Es ahora la hora.
De ir dejando que el sol se deslice y proyecte la sombra de las cinco de la tarde. De escuchar el sonido que se desliza bajo la puerta. De observar divertidas las hojas que se agolpan a ras del suelo. De dar paso al estallido bestial de amarillos, ocres, rojos y naranjas. De apaciguar el ritmo y empezar a mirar de afuera hacia dentro.
Empezamos desde ya la transformación hacia el otoño, hemos crecido, y Baobab se ha puesto su traje nuevo, esperándoles con sus mejores ropas, madurando, caminando hacia donde le llevan los sueños, sin perder el ritmo, al paso que le da la confianza del respaldo de todos los que nos sentamos bajo la sombra del Baobab —